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ESTADISTICAS DEL PLANETA

jueves, 18 de noviembre de 2010

PELANDO LA CEBOLLA DE MI EGO


Pelando la Cebolla

Alguna vez intenté buscar respuestas rápidas ante incógnitas enormes. Me viví queriendo saber más de mí a través de la magia, de los libros express, de las respuestas instantáneas. En aquella época no sabía que buscaba, solo percibía un dolor inmenso que quería dejar de sentir. Sabía lo que ya no quería ser, más no sabía quién quería ser, y mucho menos quien era en realidad. Alguien me recomendaba psicoterapias una y otra vez, y yo sabía que eso implicaría tiempo, lejanía de un bienestar y sobre todo tener que contar mi historia. Pasó mucho tiempo para entender lo que hoy te propongo entender. Entendí que los tiempos son relativos y son momentos de cada uno, son pausas y recorridos que cada uno sabe a qué velocidad generar. Mi tiempo fue suficiente. Fue el tiempo que tenía que transcurrir para darme cuenta quien era Hoy. Un día leí parte de un texto que una persona que quiero y admiro dejó sobre mi escritorio: “PELANDO LA CEBOLLA”, enmarcaba el título de dicho texto.

“Si me viera como una cebolla, podría entender mis corazas y saber que yo soy parte de un proceso de quitar capas para llegar una esencia plena, en donde se logra ser uno mismo, conocerse, respetarse y valorarse.

Mi primera capa es de mi autoimagen la cual está basada en lo que “debería” ser a partir de la familia, de la escuela, del dinero, de la fama e infinidad de cosas más. Cuando descubro que no soy el que creía ser, entro en crisis porque no se quién soy. No soy una etiqueta, solo soy una persona.

Mi segunda capa es en la que descubro todo lo que no me gusta de mí; descubro que siento odio, envidia, celos. Sin embargo no sólo soy el que siente odio, envidia, celos, soy mucho más. Soy una persona.

Mi tercera capa es en la que me doy cuenta que no soy todo lo que pensaba, ni todo lo que no me gustaba. Aquí entro en un periodo de confusión, la cual es necesaria para poder llegar al centro de mí ser, a mi esencia.
Mi cuarta capa es cuando descubro que soy más de lo que imaginaba, es una etapa de mucha emoción, de reconocimiento, de amor y respeto hacia mí.

Mi quinta y última capa es mi ser interior, en el cual puedo entender y entenderme mejor. Es un lugar donde puedo concebir mi realidad desde un punto de vista más objetivo y sin tanto sufrimiento, en donde me acepto a mí, a las personas, a las situaciones, tal cual son, sin juicio.

Si esta experiencia de vivirme en mi esencia la logro, voy a transmitirla en mi entorno, logrando que desarrollen recursos para enfrentar las vicisitudes de la vida, y entonces habré logrado ser yo, conocerme, respetarme y valorarme”… Magdalena LR
A pesar de ser un texto tan sencillo y breve me dejó una incógnita que me incitó a buscar cada día más respuestas. Es sorprendente ver las posibilidades que se abren cuando estas decidido a ser una mejor versión de ti. La manera en que se presentan las “señales” del camino para estar más en contacto contigo, se vuelven tan evidentes que es casi imposible no darte cuenta de ellas. Tanto escuchar que si no te quieres tu primero, no sabrás querer a los demás. Tanto leer que hay que tener respeto por la realidad, que hay que vivir en conciencia, que hay que escucharse, que hay que aceptarse, que hay que valorarse, hicieron en mí un eco que diariamente llevaba conmigo, pese a que no las entendía. Solía decirme: pues claro que me amo; pues claro que se cual es mi realidad; claro que me acepto. Sin embargo eran mensajes incongruentes, pues mi cabeza las entendía, pero en realidad mi corazón las rechazaba. El entendimiento ha ido cayendo de manera sigilosa, casi imperceptible. El cambio no llegó despertando una mañana creyéndome “hoy soy la persona diferente que quería ser”. No. El cambio ha ido sucediendo de manera paralela a mi vida, jugando al ensayo y error, viviendo y dejando vivir. Suena tan sencillo y absurdo tal planteamiento, que es cuando yo me pregunto, por qué tiene que sucedernos algún episodio muy doloroso para entender que hay que soltar lo que no nos corresponde cargar y simplemente VIVIR, estando atentos a nuestra vida?.
Cuando vivimos una crisis en nuestra vida es justo una oportunidad de aprender lo que la vida nos quiere decir. Los chinos representan la palabra crisis con dos ideogramas: uno quiere decir peligro, precaución, y otro connota oportunidad. Me parece una definición muy precisa, pues justamente lo que nos sugiere una crisis es una elección, es decir irnos por un camino y rechazar otro. Justamente es este momento en que vale la pena decidirnos a CRECER. Puede doler, sí, pero podemos evitar el sufrimiento si elegimos hacer de esta experiencia una oportunidad de cambio, una oportunidad para adaptarnos; y permitirnos flexibilizar nuestra manera de ser para adecuarnos ante cualquier escenario, siempre y cuando sigamos siendo los protagonistas de nuestra vida.

Lo que te quiero compartir es que previo a mirarme con entendimiento, yo solía elegir EL PELIGRO de las crisis, y por supuesto la reacción era salir corriendo del problema o enfrentarlo con temor, y desde el miedo nuestras acciones son limitantes y a veces frustrantes. Hoy te comparto que he optado por elegir la OPORTUNIDAD, añadiéndole mi aportación de OPORTUNIDAD DE CRECIMIENTO.
Quizás no sabía cual era el medio o la forma de crecer. Lo que sabía es que deseaba hacerlo y eso me permitió estar alerta ante las “señales” que la vida me daba y yo las aprovechaba en mi beneficio. Fui quitando las capas de la cebolla que me enredaban y me daban rigidez. Opté por la oportunidad de las crisis y hoy me siento tan flexible que a veces hasta me doy permiso de volverme a poner esas capas.

Me pareció oportuno escribirte este texto hoy para compartirte que siempre hay una alternativa para estar mejor. Siempre tendrás la oportunidad o el peligro de la crisis, tú eliges. Uno conlleva al crecimiento, otro puede paralizar. Entre menos capas de cebolla tengas, más fácil será escuchar la voz de la vida que solo quiere lo mejor para ti.

-Claudia Jiménez

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